Historias...

UNA NIÑA ENVEJECIDA

Los cabellos grises de Gabriela se confundían con el cielo, el matiz plateado de sus canas se perdían entre las nubes, su aspecto marchito, tal vez por la senectud, causaban respeto y admiración. Estaba sola, o al menos eso demostraba.
Se encontraba envuelta en un paraíso deslumbrante, había tantos pájaros cantando a su lado, flores expirando un aroma dulce, enormes montañas que parecían llegar al cielo y un viento suave y arrullador que bailaba a su alrededor.
Ella permanecía inmune, ignorando tanta majestuosidad y mirando fijamente su muñeca de porcelana, seneth, la cual no abandonó ni un instante desde que llegó allí.
Gabriela se veía muy débil, sus manos desfallecían, y al mismo tiempo su muñeca caía al piso. Cuando percibió que seneth estaba sobre la hierba, la recogió. En ese momento recordó su niñez, tal vez nunca haya dejado de ser una niña,. Entonces ydecidió jugar como lo hacía con su s amigas antaño.

En ese correr, saltar y deslizarse sobre el pasto, encontró una puerta pequeña que robó su admiración por su color blanco, diferente a las que había en ese lugar. La abrió y para su sorpresa todos estaban allí. Afuera había un Edén, había tantas personas jugando, envueltos en sonrisa. Salió, y sintió un aroma tan fresco, tan puro; escuchó una melodía que se le hacía familiar, la de su canario Bobby. Allá afuera todo era tan distinto, tan vivo, tan libre. Por un momento todo se detuvo y a gran voz dijeron: -Gabriela ¿por qué tardaste tanto? , te estábamos esperando.
Una mujer afirmó: - es verdad hija, es tu cumpleaños número 6, vamos a disfrutar este día.- Gabriela había olvidado que era una niña, había dado prioridad a la soledad y a la tristeza. Dejó de disfrutar la fiesta de la vida, y nadie se había ido, todos estaban allí. Ella se había ausentado del mundo, y por eso estaba todo tan lejos, tan muerto, tan inmóvil.